Click en "stop" para detener la canción

Ni miedo, ni costumbre, ¡no más violencia!

. sábado, 7 de marzo de 2009
  • Agregar a Technorati
  • Agregar a Del.icio.us
  • Agregar a DiggIt!
  • Agregar a Yahoo!
  • Agregar a Google
  • Agregar a Meneame
  • Agregar a Furl
  • Agregar a Reddit
  • Agregar a Magnolia
  • Agregar a Blinklist
  • Agregar a Blogmarks

Por: Redi A.

La violencia del patriarcado y del capitalismo no se acaba, mucho menos se cansa de “darnos duro” a todas y todos; pero particularmente a nosotras. Las formas que toma la violencia y las manos que la ejecutan son diversas, pero la que quizá se hace presente de modo más directo es la violencia (física, psicológica o sexual) que ejerce un hombre contra una mujer, sea éste un desconocido, pareja, padre u otro familiar. La reacción de mujeres frente a esta situación, es muchas veces el silencio – por vergüenza, miedo, por creer que es normal, por “no dañarlo” – o por el contrario, las pocas veces que no callaron, fueron víctimas de la infinita burocracia o del machismo ejercido por encargados y encargadas de las “instituciones pro mujer” – un promedio de 82,9% (zona urbana) y 90,4 % (zona rural) de mujeres no buscaron ayuda, el porcentaje restante experimentó violencia en comisarias, juzgados, fiscalías, DEMUNA u otras instituciones -. Ciertamente las estadísticas no nos muestran nombres, rostros o la particularidad del caso de cada una de estas mujeres, lo que si nos demuestra es que la violencia sigue constante en la vida de muchas.

La consigna de “no violencia contra la mujer” está ahí - puesto que, existió y existe - detrás viene con un millón de rostros y cuerpos desconocidos; sin embargo, ahora he de darle un rostro, un nombre, una pequeña historia, no por que sea más importante que otras, sino por que ha tomado gran significancia para las mujeres de esta parte del mundo.Teófila Ancay Fernández vivió d
urante muchos años al lado de Carlos Muranda Jacobe, durante aquella “convivencia”, tuvo siete hijos y a otros/as los/as abortó a causa de los golpes de Carlos, hasta aquí la historia puede resultar común. Sabemos bien que todo tiene un fin, que paralelamente es un inicio, nadie; quizá ni ella misma o Humberto (su hijo de 17 años) pensaban en cómo terminaría la situación que vivían con su esposo y padre respectivamente; seguramente era un día común, con los golpes, también comunes, pero algo diferente pasó aquel día que rompió con lo cotidiano de lo común: ¡no más golpes!, ¡no más dolor para mí, no más dolor para mis hijos!, ¡quiero vivir!; Teofila y su hijo Humberto fueron acusados de homicidio por defender sus vidas y por no querer seguir muriendo día a día; luego de haber sido recluida y recluido, desde el 25 de febrero se encuentran en casa, espero, reconstruyendo sus vidas. Existen mujeres que le dieron vuelta a la violencia de un hombre - pudieron haberse alejado de sus agresores, quizá la denuncia les funcionó o tuvieron que hacer lo mismo que Teófila - otras siguen esperando que sus agresores cambien, “que les llegue la hora” o la resignación es parte de ellas.

Faltan pocos días para el 8 de Marzo (Día Internacional de la Mujer Trabajadora) y aunque nos falta mucho por decir y hacer les decimos a las personas que perpetúan la violencia contra la mujer dándoles obsequios por “ser mujeres”; a los medios de comunicación que tejen cada vez más las riendas violentas de los estereotipos, mujeres preocupadas por el detergente que usarán, por el mejor condimento, por estar a la moda, por verse bien (es decir estar lo más delgadas posibles), entre muchos etcéteras más; a todas, todos, al sistema patriarcal y capitalista, que creen y hacen de la violencia parte de la vida de una mujer: ¡NO! A SU MACHISMO FASCISTA, ¡NO! A SU PASIVIDAD HORRIBLEMENTE RADICAL.